Esta es la historia de un samurái en Japón, un samurái anciano y muy sabio, que ya en su carrera tenía un grupo de alumnos a los cuales les estaba enseñando las artes de samurái, un día llego una persona a esa aldea a retar al samurái, esta persona tenía una fama de provocador, que insultaba, considerado una persona no grata.
Esta persona reto al samurái y el samurái salió y todos sus alumnos también salieron a mirar lo que estaba pasando, allí estaba el retador, una persona joven y grande que saco su espada y empezó a insultar al samurái diciéndole malas palabras, provocándolo, tirándole piedras y hasta llego a escupirlo, tratando de provocar al samurái para que peleara con él, que le contestara o que hiciera algo.
Sin embargo, el samurái se quedó callado, quieto y sereno.
Al paso de un par de horas el retador se fue cansado y desanimado porque el objetivo que el tenia de pelear contra el samurái no lo pudo conseguir.
Entonces cuando el samurái se quedó solo con los alumnos estos muchachos le preguntaron al samurái “pero maestro ¿qué paso, por qué se dejó humillar, por qué usted se dejó tirar piedras, por qué no peleo? Usted tenía su espada ¿por qué no la saco? ¿qué paso?” y el samurái muy sabiamente les respondió “¿qué pasa si alguien viniera a traerte un regalo y tú no aceptas el regalo? ¿de quién es el regalo?” y los alumnos respondieron “pues de la persona que lo trajo” y el sabio samurái les contesto “de la misma forma queridos alumnos, esta persona que se acaba de ir se acaba de devolver con sus envidias, con sus insultos, con sus preocupaciones, con sus palabras feas y con todas esas malas intenciones, él se fue con ellas y yo me quede con mi serenidad”
Moraleja: En tu vida probablemente tú te vas a dar cuenta, que a veces es mejor dejar pasar esas personas que hablan tanto, que te están molestando e insultando, déjalas que se vayan, tu quédate con tu corazón feliz, que esas personas se vayan con su amargura y con su mal corazón. ¡No te dejes contagiar de esas personas!
Espero que esta historia haya dejado una huella en tu vida. Con cariño Guillermo Zuluaga.