Había un leñador, él estaba buscando trabajo y se dio cuenta que en la maderera estaban dando trabajo y lo pagaban muy bien, entonces hablo con el patrón y le dijo “yo quiero trabajar” y el patrón le dijo “bueno está bien, aquí esta tu hacha” al entregársela le dijo “tú tienes que cortar suficientes árboles cada día, para que en tu semana tú puedas ganar lo que quieres ganar” el leñador se animó y dijo “¡yo soy capaz, yo voy a cortar todos los árboles, va a ver patrón todos árboles que voy a cortar!”.
El leñador el primer día empezó a cortar un árbol y otro árbol, tras otro árbol y tras otro árbol y el primer día corto 18 árboles y todos decían “wow 18 árboles no lo puedo creer” el patrón decía “felicitaciones gente como usted es la que necesitamos, con esas ganas que usted tiene” el leñador al oír a su patrón se fue muy contento y lo primero que hizo fue acostarse temprano, porque él quería levantarse al día siguiente más temprano con la suficiente fuerza para volver a cortar un montón de árboles.
Al siguiente día empezó a cortar y a cortar y al final del día no corto 18 árboles, corto 15 árboles y el leñador decía “carai ¿qué habrá pasado?” y se quedó pensando que a lo mejor no había descansado bien y se acostó más temprano y se levantó al día siguiente aún más temprano y volvió a trabajar, este día no corto 18, no corto 15, corto 10 árboles, el leñador pensaba “carai, pero ¿qué es lo que yo estoy haciendo mal? No entiendo yo estoy poniendo todo mi esfuerzo” y siguió así y el cuarto día no corto 10, corto solamente 8 árboles y al otro día corto 6 árboles.
Hasta que ya el leñador se llenó de frustración y llego donde el patrón y le dijo: “yo no sé qué hacer, pensé que esto estaba más fácil, esto no me está dando resultado, no me va a salir lo que espero de la semana porque no estoy cortando los árboles que tengo que cortar y usted no me va a pagar lo que yo necesito para comer” el leñador le entrego el hacha a su patrón y prosiguió diciéndole “aquí está el hacha patrón yo ya no puedo más” su patrón le contesto “¿muchacho que paso si comenzaste tan bien? ¿Cuál es el problema?” El leñador le dijo: “patrón es que no se, yo me acuesto temprano, yo me levanto temprano, yo tengo buen físico, yo pongo todo mi esfuerzo, yo tengo las ganas, pero no sé qué es lo que me está pasando” y le contesta el patrón “pero muchacho ¿afilaste el hacha?” y el leñador respondió “pero patrón ¿con que tiempo voy a afilar el hacha si estoy cortando árboles tras árboles tras árboles, cuando afilo el hacha?”.
Moraleja: Lo que te quiero trasmitir en este mensaje es ¿tú estás seguro que estas afilando tu hacha? te pongo un ejemplo: si tú vas donde un médico, ¿quieres ir donde un médico que haya afilado su hacha? o ¿dónde un médico que aún practique las operaciones como se hacían en los años 50? o ¿tú quieres a alguien que haya estudiado, que se haya preparado, que este actualizado?
¿Por qué hablamos tanto de afilar el hacha? tú puedes tener el mismo pensamiento de este leñador, “pero yo era muy bueno para las ventas y yo vendía y vendía, pero ¿qué me estará pasando ahorita?
Detente un minuto, siéntate y afila el hacha, mira un video en tu internet que te enseñe del área en el que te mueves, ve a un seminario, busca un mentor. Si estas en un trabajo pídele consejo a las personas que trabajen contigo, pero debes estar afilando el hacha constantemente, sea lo que sea que tu hagas ¡Tienes que estar afilado el hacha todos los días! ¡Las personas exitosas son las que afilan el hacha diariamente!
Espero que esta historia haya dejado una huella en tu vida. Con cariño Guillermo Zuluaga.